XRP es la criptomoneda nativa de la red Ripple, creada en 2012, con el objetivo de revolucionar los sistemas de pago transfronterizos tradicionales. A diferencia de Bitcoin, XRP utiliza un algoritmo de consenso del protocolo Ripple (RPCA) único para la validación de transacciones sin necesidad de minería, ofreciendo ventajas como un tiempo de liquidación rápido de 3-5 segundos y una tarifa ultra baja de 0.00001 XRP por transacción. Su posicionamiento central es como una “moneda puente” entre instituciones financieras, abordando las ineficiencias y los altos costos del sistema SWIFT.
Actualmente, Ripple se ha asociado con más de 300 instituciones financieras globales, incluidas Santander y American Express, convirtiéndose en un jugador clave en la integración de las finanzas tradicionales y la blockchain. Sin embargo, la controversia sobre la centralización de XRP sigue vigente: de un suministro total de 100 mil millones, el equipo fundador retiene 20 mil millones, y 80 mil millones son controlados y liberados por Ripple, lo que genera preocupaciones en el mercado sobre el alto nivel de control.
La historia de precios de XRP se puede describir como una “montaña rusa”: alcanzó un máximo histórico de $3.84 en enero de 2018, pero se desplomó a $0.1055 en 2020 debido a la demanda de la SEC. Después de la victoria parcial de Ripple en 2023 (el tribunal dictaminó que las ventas al por menor no constituyen violaciones de valores), el precio se recuperó; para finales de 2024, beneficiándose de las expectativas de flexibilización regulatoria tras la elección de Trump, superó brevemente los $2.90, con un aumento anual de más del 308%.
A partir del 1 de julio de 2025, el precio de XRP es $2.176, con una capitalización de mercado de $127.18 mil millones, ocupando el cuarto lugar entre las criptomonedas. En términos de distribución de tokens, además de que Ripple libera reservas en lotes, se quema una pequeña cantidad de XRP en cada transacción (modelo deflacionario), pero el control de la empresa sobre la circulación sigue siendo una preocupación central para los inversores a largo plazo.
Las evaluaciones de los analistas sobre el valor futuro de XRP muestran una polarización:
Si se puede alcanzar el objetivo del límite superior depende del resultado final de la demanda de la SEC, el progreso de las asociaciones institucionales de Ripple y la fuerza general del mercado de criptomonedas carrera alcista. Cabe señalar que para alcanzar los 100 USD, la capitalización de mercado tendría que superar los 10 billones de USD, lo que equivale al 40% del valor total actual del oro en todo el mundo, lo que plantea dudas sobre su viabilidad.
La oportunidad clave radica en la profundización de los escenarios de pago transfronterizos. La tecnología ODL (Liquidity bajo demanda) de Ripple ha demostrado reducir los costos transfronterizos en más del 40%. Si más bancos adoptan XRP como herramienta de liquidez, la demanda aumentará. Mientras tanto, Ripple se está posicionando en los campos de DeFi y CBDC (Moneda Digital del Banco Central), explorando nuevos escenarios como el staking y las stablecoins.
Los riesgos y desafíos tampoco pueden ser ignorados:
XRP es adecuado para inversores con alta tolerancia al riesgo. Los precios a corto plazo son impulsados por decisiones regulatorias y el sentimiento del mercado, lo que resulta en alta volatilidad; el valor a largo plazo depende de si Ripple puede soportar la competencia en el sector de pagos y traducir sus ventajas tecnológicas en tasas de adopción reales. Se recomienda que la proporción de asignación no supere el 5% de la posición en criptomonedas, y se debe prestar especial atención a las tendencias políticas del nuevo presidente de la SEC en 2025.