Bitcoin y el debate sobre la macroeconomía

Autor: Ana Levine, fuente: E1 Ventures, traducido por: Shaw Jinse Finance

Las críticas más agudas provienen de economistas del Banco Central Europeo, quienes esencialmente acusan a Bitcoin de ser solo un esquema Ponzi disfrazado de criptomoneda. Su argumento es claro y contundente: dado que Bitcoin no aumenta el potencial productivo de la economía, el aumento continuo de su precio solo genera un efecto de redistribución de riqueza pura, donde las ganancias de consumo se logran a expensas de las pérdidas de otros. Esto no es más que un juego de suma cero, además de estar asociado con emisiones de carbono.

Esta crítica se basa en investigaciones anteriores que indican que la pérdida de bienestar generada por el diseño actual de Bitcoin equivale aproximadamente al 1.4% del consumo, lo que hace que su eficiencia sea unas 500 veces inferior a la de un sistema monetario con inflación moderada. Incluso si el protocolo de Bitcoin alcanzara un diseño óptimo, la pérdida de bienestar seguiría siendo equivalente a una tasa de inflación del 45% anual.

Las críticas a la productividad no se limitan a modelos abstractos, sino que se extienden a situaciones reales inquietantes. El modo de seguridad de Bitcoin presenta un problema que los economistas llaman con tacto "limitaciones fundamentales": es decir, la relación lineal entre su consumo de energía y el valor que garantiza. A medida que el precio de Bitcoin aumenta, también debe incrementarse la inversión de recursos en la minería, recursos que podrían haberse utilizado para financiar actividades productivas como la inteligencia artificial, la investigación y el desarrollo o la construcción de infraestructura.

Investigaciones empíricas recientes muestran que los recursos computacionales consumidos por la minería de Bitcoin hoy en día son equivalentes a la escala económica de un país entero. Si Bitcoin fuera un país, su consumo de electricidad estaría entre Argentina y Noruega, lo que lleva a preguntarse: ¿realmente vale la pena que la Tierra pague un precio tan alto por este "oro digital"?

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Sin embargo, cada vez más investigaciones ponen en duda la crítica a la supuesta productividad, redefiniendo por completo el papel económico de Bitcoin. Estas investigaciones ya no lo ven como un activo especulativo que desvía capital de usos productivos, sino como una infraestructura fundamental que puede mejorar la estabilidad y eficiencia económica a largo plazo, lo cual es bastante similar a la situación de Internet, que antes de transformar todo, se consideraba una costosa herramienta para compartir videos de gatos.

La teoría del "dinero duro", apreciada por los economistas de la Escuela Austriaca, sostiene que el plan de suministro fijo de Bitcoin y su política monetaria transparente son fundamentalmente superiores a los sistemas de moneda fiduciaria.

Los investigadores macroeconómicos de Fidelity han confirmado que existe una fuerte correlación positiva entre Bitcoin y los indicadores de la oferta monetaria amplia (R² = 0.70+), lo que sugiere que Bitcoin actúa como un escudo contra la expansión monetaria, en lugar de ser una interferencia especulativa. Esta correlación es especialmente evidente durante períodos de expansión de liquidez, lo que indica que Bitcoin actúa como una válvula de alivio para la excesiva expansión de la política monetaria, en lugar de competir con la inversión productiva. Cuando se activa la máquina de imprimir dinero, el precio de Bitcoin tiende a aumentar.

Evidencia empírica: Cuatro canales de influencia

canal de consumo y efecto riqueza

Un estudio realizado por la Escuela de Negocios de Harvard, utilizando datos de nivel de transacciones de millones de hogares, ha demostrado que el efecto riqueza de Bitcoin en realidad estimula la actividad económica real, en lugar de reprimirla. La propensión marginal al consumo de los hogares a partir de las ganancias de criptomonedas es de aproximadamente 9.7%, lo que es más del doble que el de las ganancias de acciones tradicionales, y aproximadamente un tercio del impacto de ingresos directos. Esta mayor respuesta de consumo sugiere que la apreciación de Bitcoin estimula directamente la demanda económica, en lugar de encerrar recursos en un estancamiento especulativo.

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Los modelos de consumo son especialmente inspiradores. El crecimiento de la riqueza en Bitcoin se dirige principalmente hacia gastos en efectivo y cheques, hipotecas y consumo discrecional; estas categorías respaldan directamente el empleo y los ingresos empresariales. En los países con una alta tasa de adopción de criptomonedas, el aumento de los precios de la vivienda es notablemente mayor con el auge del mercado de criptomonedas, lo que indica un efecto de derrame significativo en la economía local.

Esta evidencia refuta directamente la hipótesis del "efecto de desplazamiento". Si la inversión en Bitcoin realmente estuviera extrayendo recursos de usos productivos, deberíamos ver una disminución en el consumo y la inversión en la economía real. Sin embargo, la riqueza en criptomonedas ha creado un ciclo de retroalimentación positiva, ampliando y no reduciendo la actividad económica.

canal de configuración de inversión

La investigación de la Universidad de Varsovia que utiliza el modelo de optimización de Markowitz indica que Bitcoin es un complemento a la inversión productiva tradicional, en lugar de un sustituto. Las carteras que incluyen Bitcoin pueden lograr mejores rendimientos ajustados al riesgo bajo diversas frecuencias de reequilibrio y ventanas de retroceso. Es crucial que la asignación óptima de Bitcoin varíe de manera predecible con los cambios en las condiciones macroeconómicas: aumenta durante períodos de expansión monetaria y disminuye cuando los activos productivos tradicionales son más atractivos.

Este comportamiento complejo de reequilibrio indica que los inversores ven el bitcoin como un medio de cobertura contra la incertidumbre monetaria, en lugar de un sustituto de las inversiones productivas. Cuando la política monetaria se vuelve más laxa, el capital fluye hacia el bitcoin para mantener el poder adquisitivo. Cuando el crecimiento económico se acelera y las oportunidades de inversión empresarial mejoran, el capital regresa a los activos tradicionales.

Si la inversión en Bitcoin se hace a expensas de la creación de empresas, el gasto en investigación y desarrollo o la expansión de la capacidad de producción, entonces las preocupaciones sobre el "efecto de desplazamiento" son razonables. Sin embargo, la evidencia sugiere que la adopción de Bitcoin se hace principalmente a expensas de mantener efectivo en exceso, bonos del gobierno y otros activos monetarios, y no de inversiones productivas. A medida que la oferta monetaria global ha aumentado de menos de un billón de dólares en 1970 a más de 180 billones de dólares en 2025, la participación de Bitcoin en los activos de dinero duro ha crecido de casi cero a más del 8% — lo que representa una respuesta racional a la inestabilidad monetaria, y no una renuncia a las oportunidades productivas.

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Innovación y canal de efecto red

La aparición de servicios financieros basados en Bitcoin (incluida la tokenización de activos, monedas programables y préstamos descentralizados) representa una verdadera innovación, ya que mejora las actividades económicas tradicionales en lugar de reemplazarlas. Estos servicios financieros basados en blockchain crean nuevas categorías de valor económico a través de protocolos de finanzas descentralizadas (DeFi) y contratos inteligentes, lo que genera un aumento de productividad que los modelos económicos tradicionales tienen dificultades para capturar, de manera similar a cómo las estadísticas del PIB de 1995 no pudieron prever el impacto transformador de Internet.

canal de restricción de la política monetaria

El análisis transnacional revela un importante beneficio macroeconómico que los economistas suelen pasar por alto: el efecto restrictivo del Bitcoin sobre la política monetaria. Los países con una alta tasa de adopción de Bitcoin tienden a experimentar políticas monetarias más estables, ya que los gobiernos enfrentan la presión competitiva de sistemas monetarios alternativos.

Este efecto restrictivo se manifiesta a través de varios canales. Primero, los ciudadanos que poseen otros medios de almacenamiento de valor tienen una menor tolerancia hacia las políticas inflacionarias. Segundo, el flujo de capital hacia Bitcoin proporciona retroalimentación instantánea sobre la credibilidad de las políticas. Tercero, la existencia de activos alternativos limita la capacidad del gobierno para obtener ingresos por impuesto de emisión monetaria.

Varios estudios de instituciones han demostrado que los anuncios de política monetaria tienen un impacto medible en el precio del Bitcoin, lo que indica que el mercado de criptomonedas puede evaluar en tiempo real el riesgo político. Este mecanismo de retroalimentación puede prevenir los ciclos de auge y caída que son exclusivos de un sistema monetario puramente fiduciario. El Bitcoin no debilita la autoridad monetaria, sino que, al hacer que los costos de las malas decisiones políticas sean evidentes e inmediatos, fortalece en lugar de debilitar la estabilidad macroeconómica.

Conclusión a nivel macro: complementarios y no competitivos

Evidencia empírica completa indica que Bitcoin es una infraestructura beneficiosa desde el punto de vista económico, en lugar de un factor de perturbación especulativo. Su impacto en el consumo es positivo, la asignación de inversiones tiende a madurar, el efecto innovador es significativo y la disciplina de la política monetaria también se ha reforzado. Los estudios que intentan identificar el efecto de desplazamiento siempre han encontrado que la adopción de Bitcoin es un complemento a la inversión productiva en lugar de una competencia.

La investigación de SSRN modeló el Bitcoin en una economía de producción indefinida, descubriendo que aunque la burbuja de criptomonedas puede reducir la eficiencia de la inversión, también puede proporcionar liquidez al mercado, promoviendo así la inversión real. La clave es que el impacto económico del Bitcoin actúa a través de múltiples canales, y los modelos tradicionales de efecto de desplazamiento no han logrado abarcar estos canales. El Bitcoin no simplemente reemplaza el capital destinado a la producción, sino que crea nuevas formas de eficiencia económica, reduce los costos de transacción, mejora la estabilidad monetaria y fomenta la innovación en los servicios financieros.

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Las fluctuaciones cíclicas del mercado de Bitcoin pueden elevar temporalmente la liquidez, al mismo tiempo que reducen moderadamente la eficiencia de la inversión; estas dos fuerzas pueden coexistir en una economía dinámica.

La perspectiva de ver el bitcoin como un competidor de las inversiones productivas tradicionales se desvía fundamentalmente del enfoque. El bitcoin no extrae recursos de usos productivos, sino que actúa como una infraestructura monetaria complementaria, mejorando la eficiencia de la actividad económica existente. Cuando las personas compran bitcoin, generalmente lo hacen al vender dólares, bonos u otros activos en papel, en lugar de cancelar la construcción de fábricas o proyectos de investigación y desarrollo.

La evidencia en el ámbito de la macroeconomía sugiere que los indicadores en los que se centran aquellos que son escépticos con respecto al Bitcoin son erróneos. Los formuladores de políticas no deben medir la contribución directa del Bitcoin al producto interno bruto (PIB) (lo que ignora el papel de su infraestructura), sino que deben evaluar su impacto sistemático en la eficiencia económica, la innovación y la estabilidad monetaria.

Las medidas de política adecuadas deben incluir una regulación clara que permita el florecimiento de los efectos beneficiosos del bitcoin, al tiempo que se limita la especulación excesiva. Esto significa establecer un marco claro de impuestos, protección al consumidor y adopción institucional, en lugar de intentar restringir esta innovación que parece ser beneficiosa para la economía.

Los países que intentan prohibir o restringir estrictamente la adopción de Bitcoin han proporcionado muestras naturales para el costo de este tipo de políticas. La evidencia sugiere que estas medidas restrictivas perjudican principalmente la innovación y la inclusión financiera a nivel nacional, mientras que los beneficios macroeconómicos que generan son prácticamente insignificantes.

Conclusión: combinación de la racionalidad personal y la eficiencia del sistema

Las pruebas sobre la toma de decisiones inteligentes por parte de los individuos en microeconomía se agrupan en resultados sistemáticos que benefician a la macroeconomía. Cuando millones de personas eligen asignar parte de sus activos en Bitcoin, están respondiendo a señales económicas reales sobre la incertidumbre monetaria, la ineficiencia del sistema financiero y la innovación tecnológica.

Estas decisiones individuales han traído beneficios colectivos al mejorar la disciplina monetaria, perfeccionar la infraestructura financiera y fortalecer la resiliencia económica. La adopción de Bitcoin no es una locura especulativa que desvíe recursos de usos productivos, sino una respuesta racional a los problemas estructurales del sistema monetario existente.

Por lo tanto, el análisis macroeconómico apoya una visión cautelosamente optimista sobre el impacto económico de Bitcoin. A pesar de las preocupaciones razonables sobre el consumo de energía y el comportamiento especulativo, hay una gran cantidad de evidencia que sugiere que Bitcoin ha mejorado, en lugar de debilitar, la producción económica y la productividad. Para una clase de activos que supuestamente "no produce nada", Bitcoin ha demostrado una productividad extraordinaria en la mejora de la eficiencia del propio dinero, lo cual puede ser la infraestructura más básica de toda la actividad económica.

Los economistas de la escuela austriaca quizás siempre han tenido razón: una moneda sólida no es solo un ideal abstracto, sino una infraestructura productiva. En una era de experimentos monetarios constantes y de expansión de los balances de los bancos centrales, Bitcoin se parece cada vez menos a una burbuja especulativa y más a una evolución inevitable de la tecnología más antigua de la humanidad: la moneda en sí.

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